El 5 de Diciembre, hace ya 5 días, llegó a casa Duquesa. Ocurrieron cosas extrañas en los días previos. Comenzamos a experimentar una ansiedad especial. Sentimientos poco comunes que el mismo día se convirtirían en nerviosismo y un poco de temor.
Clara es la diferencia entre un gato y un perro, siendo este último, para ambos, la única oportunidad de convivir con la naturaleza que habíamos tenido.
Esa personalidad única, sentido de individualismo e independencia que hoy confirmamos, se hizo sentir desde el primer momento.
Es difícil describir la sensación de estar viviendo con un nuevo integrante de la familia, que camine en cuatro patas. Hoy nuestro mayor desafío es desprendernos de la imagen de "mascota" que tenemos asociada a un perro y aprender a convivir con esta hermosa gatita.
Claro, Duquesa hace todo muy simple. Cariñosa, sensible, sumamente compañera, nos hace notar su amor y me enseñó mucho desde que llegó.
Ella fue la primera que tuvo que vencer sus temores, estando en inferioridad de condiciones, aprendió a confiar en sus nuevos dueños, dejando atrás sus miedos y varias actitudes de supervivencia para dar lugar a los mimos y caricias que ELLA hoy nos regala. Ya cambió sus lamentos por un ronroneo que traduce su confianza, aunque aún no absoluta, pero dando crédito para afianzar sus lazos.
Ya más suelta comenzó a desparramar por el living sus juguetes junto con sus límites invisibles (pero reales), y hoy cuando llegamos a casa, nos encontramos con una gatita alegre, mansa y deseosa de compartir tiempo con nosotros.
Hemos tenido ya, momentos muy gratos. Nos hemos divertido y reído mucho viéndola jugar y nos alegramos también, porque ya vemos como con estos saludos, nos hace saber que se siente en casa.
